miércoles, 4 de mayo de 2016

Historias. El ebanista Brodie. Inspiración de Stevenson para escribir Dr. Jekyll y Mr. Hide.

Tal y como señalamos en nuestro post de apertura, de a poco iremos compartiendo aquí historias relacionadas con el mundo literario, o bien con escritores, o bien con alguna otra en particular. Datos curiosos, anécdotas o hechos poco conocidos que girarán siempre en torno a los libros o sus autores. 

Para comenzar, echaremos mano a El Blog de SirThomas, el espacio más personal de nuestro redactor en jefe, para acercales una interesante historia sobre el genial escritor escocés Robert Louis Stevenson, autor de La Isla del Tesoro, y de una de las obras más reconocidas y reproducidas en la cultura popular: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Justamente sobre su obra más conocida es que nos centraremos en esta ocasión, obra que se relaciona casualmente o no con la vida de un tal William Brodie, un diácono escocés, que era ebanista de profesión, y que logró cierta notoriedad por su doble vida. A partir de la historia este peculiar personaje, dicen las malas lenguas, Stevenson se inspiró para escribir su famosa creación.

Sin más, los dejamos con la historia, para lo cual, citaremos una charla (con audio incluido) que sobre el tema brindó don Alejandro Dolina en su programa La Venganza Será Terrible del 05-07-2011, amigos de este blog que seguramente volverán a aparecer varias veces por aquí. Puede seguir el audio de la charla a través de ESTE link a youtube.


"... William Brodie era un diácono de Edimburgo nacido el 28 de septiembre de 1741, y cuentan que este hombre siempre tuvo una doble vida. De día era un próspero comerciante, un respetado funcionario de la ciudad, y de noche se redimía, porque era el jefe enmascarado de una pandilla de ladrones.
Brodie asaltaba carruajes, arrancaba las ganancias de las prostitutas y seguía a los tahúres triunfantes a la salida de las timbas para afanarles [no va a seguir a los que pierden].
Dicen que durante toda su vida Robert Louis Stevenson había estado obsesionado con la historia de este hombre. Stevenson creció en Edimburgo, en donde una calle lleva el nombre de Brodie en honor a aquel ebanista tan extraño.
 
(Robert Louis Stevenson)
Stevenson se crió en una habitación en donde había un antiguo armario fabricado por Brodie. El reconocido escritor conocía perfectamente los antecedentes de este caballero de dos caras y a los quince años escribió una historia que se llamó “Diácono Brodie, la doble vida”, y era un texto que se convirtió luego, con la colaboración de un tal William Henley, en una pieza teatral que tuvo un éxito moderado en Londres, New York y Filadelfia. Esas obras, nos dice Jorge Luis Borges, prefiguraron la historia de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
 (William Henley, colaborador de Stevenson y quien inspiró a otro recordado personaje del escritor escocés)
En estas creaciones primigenias, más que la aparición de un ser monstruoso en la noche, se desplegaba la aparición del hombre y su deseo, sin la máscara que le imponía el mundo diurno. Las perversiones, el éxtasis, el desenfreno, vinieron después con la escritura de Jekyll y Hyde.
Antes de la aparición de la historia que lo consagró, Stevenson no estaba muy seguro de haber desarrollado bien a Brodie. En una noche de 1885, Stevenson tuvo una pesadilla: había soñado la escena de la primera transformación de su personaje. Se encerró entonces en un estudio durante tres días para escribir El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Probablemente la pesadilla de Stevenson fu inducida por unos seres llamados Brownies que eran unos hombrecitos serviciales de color acorde con su nombre (marrón) que solían visitar las granjas de Escocia y durante el sueño de las familias colaboraban en las tareas domésticas. (más sobre estos seres, una suerte de duendes solidarios, pueden leer en ESTE revelador post).
Stevenson afirmó una vez que había adiestrado a sus propios Brownies para que lo ayudaran en el oficio literario. Entonces, cuando él soñaba con los hombrecitos pardos, éstos les sugerían ideas para sus obras. Y entre las ideas figuraba esta pesadilla citada.
Volviendo a la historia del ebanista, debemos decir que el Diácono Brodie no pudo sostener durante mucho tiempo su doble vida. Debió abandonar precipitadamente Edimburgo porque un miembro de su banda nocturna, al ser echado del grupo, se dirigió a la policía para acusarlo. 
 (Escultura en homenaje a Brodie, convertido en uno de los personajes más populares de Edimburgo)
Un mensajero del Rey fue despachado para perseguir a Brodie. En Londres, el ebanista pudo eludir dos veces a este investigador y luego se embarcó hacia el continente. Pero los pasajeros vieron su rostro en carteles que pedían su captura y dieron aviso a las autoridades.
Finalmente lo encontraron escondido en el aparador de un almacén de Amsterdan (Holanda).
Se le hizo un juicio y como se había decidido que el proceso no podría ser prorrogado para evitar una fuga, los jueces lo interrogaron durante veintidós horas seguidas.
Pese a los intentos de Brodie por eludir las acusaciones, ostentando esa estampa diurna de ebanista, de hombre de negocios, la justicia lo halló culpable y fue sentenciado a la horca.
Como dato curioso cabe mencionar que una vez apresado fue encadenado al piso de su celda.
Durante la mañana prevista para su ejecución William Brodie comió de buena gana, y salió con buen humor a cumplir con su sentencia.
En verdad estaba seguro de que podría burlar a la muerte: porque Brodie había deslizado un tubo de plata en su garganta para evitar la asfixia. Además, había sobornado al verdugo para que pusiera la soga de tal modo que no fracturara su cuello y había sobornado también a un médico para que lo reanimara luego. [Por qué no sobornó a los jueces, ya que estaba, para que lo declararan inocente].
Y a pesar de estos mecanismos que puso en práctica, Brodie quedó colgando un buen rato y una vez que los mirones y las autoridades se retiraron, cosa que tarda en suceder, la soga fue cortada, sus amigos lo pusieron en una carretilla y lo condujeron con rapidez al médico sobornado para que lo reanimara.
Y aquí las opiniones se dividen: según algunos, Brodie sobrevivió, fue visto vagabundeando en París algunos años más tarde; otros dicen que los trucos no funcionaron y el doctor contratado no pudo revivirlo, y que su cadáver puede ser encontrado detrás de la Capital del Bienestar en Edimburgo.
En la Corte de Justicia, de todos modos, se conservan la linterna y el juego de ganzúas que Brodie usaba en sus correrías nocturnas (lo cual no confirmada nada pero que es un dato es un dato).
Si es que Brodie murió ciertamente en aquella jornada, lo hizo a los 47 años de edad ...".


Bonus track:
AQUÍ pueden visitar un post en donde se habla sobre El extraño caso del Ebanista Brodie. 
A propósito de Henley, a quien le amputaron su pierna izquierda tras sufrir tuberculosis de pequeño, el hombre que colaboró con Stevenson en el cuento del Diácono Brodie y en otros más, también le sirvió de inspiración al escritor para su personaje de Long John Silver, (o John Silver, el Largo), protagonista principal de otra de las sus más recordadas obras: La Isla del Tesoro.

Obras de Stevenson en SirBooks:

- El diablo en la botella y otros cuentos.

- El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. 

Saludos.
SirThomas.

1 comentario:

waddellfadely dijo...

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